Hace unos días, recibí una consulta de la Periodista Sandra Alarcón, del Semanario Iquique Express, que prepara un reportaje sobre la Maternidad y Paternidad. Me preguntaba acerca de la conveniencia de dejar pasar de tres a cinco años luego de nacido un hijo, para esperar otro niño. Mi respuesta fue la siguiente:
Desde el punto de vista de la Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, no podemos afirmar que sea conveniente dejar pasar una determinada cantidad de años luego de tener un hijo, para entonces esperar otro. Más bien, existen elementos de análisis que apuntan en sentido contrario, es decir, aparece más apropiado el tener los hijos que la pareja haya decidido, con el menor intervalo posible.
Considerando que una de las principales fuentes de interacción comunicacional de un niño está radicada en la relación con sus hermanos, podemos entender que es conveniente que ellos tengan la menor diferencia de edades. Esto les facilita el desarrollo de habilidades interactivas y relacionales, les permite confrontar puntos de vista, ejercitar la tolerancia y la generosidad de compartir sus espacios, juguetes y elementos didácticos. Sabrán que las decisiones deben ser compartidas, aprendiendo la relevancia del escuchar al otro y considerar sus puntos de vista.
lo anterior se relaciona con el aprender que se es uno más en el mundo, que los padres no son seres que olviden sus vidas y se dediquen sólo al niño, lo que es más difícil de lograr si fuera el único niño de la casa, ya que podría podría pretender el gozar de privilegios que después atentan contra su propia estabilidad afectiva por no contribuir a desarrollar, por ejemplo, la tolerancia a la frustración.
Luego, al ingresar a la educación formal (preescolar, básica, media), el estar en cursos no tan discímiles entre los hermanos les facilitará las tarea de estudiar, realizar trabajos, traslados al establecimiento, etcétera.
Considerando que una de las principales fuentes de interacción comunicacional de un niño está radicada en la relación con sus hermanos, podemos entender que es conveniente que ellos tengan la menor diferencia de edades. Esto les facilita el desarrollo de habilidades interactivas y relacionales, les permite confrontar puntos de vista, ejercitar la tolerancia y la generosidad de compartir sus espacios, juguetes y elementos didácticos. Sabrán que las decisiones deben ser compartidas, aprendiendo la relevancia del escuchar al otro y considerar sus puntos de vista.
lo anterior se relaciona con el aprender que se es uno más en el mundo, que los padres no son seres que olviden sus vidas y se dediquen sólo al niño, lo que es más difícil de lograr si fuera el único niño de la casa, ya que podría podría pretender el gozar de privilegios que después atentan contra su propia estabilidad afectiva por no contribuir a desarrollar, por ejemplo, la tolerancia a la frustración.
Luego, al ingresar a la educación formal (preescolar, básica, media), el estar en cursos no tan discímiles entre los hermanos les facilitará las tarea de estudiar, realizar trabajos, traslados al establecimiento, etcétera.
1 comentario:
Felicitaciones por el Blog. Lectura diaria.
Pero una pregunta
¿qué puedo hacer si tengo una hija única?
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