viernes, agosto 12, 2005

Derechos del Niño


El catorce de agosto de 1990 –el próximo martes se cumplirán quince años- el Estado de Chile hizo Ley de la República la Convención sobre los Derechos del Niño. Me permitiré recordar algunos hitos que antecedieron a esta importante promulgación legal:

En 1952 la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unicef, redactaron la Declaración de Principios Universales del Niño, como consecuencia de la desigualdad y maltrato que sufrían los niños.

En 1954, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución a través de la cual se establecería el Día Universal del Niño, con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero.

El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño.

El 26 de enero de 1990 se le dio el visto bueno a la Convención sobre los Derechos del Niño, la que fue suscrita y firmada por Chile junto a otros 57 países (que, por lo tanto, se convierten en Estados Partes de la misma).

El 1 de julio de 1990 fue aprobada en forma unánime por la Cámara de Diputados y el Senado.

El 14 de agosto de 1990 fue promulgada como ley, mediante el Decreto Supremo 830 del Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual fue publicado en el Diario Oficial del 27 de septiembre de 1990, fecha en que la Convención entró en vigencia en nuestro país.

Una de las resoluciones aprobadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas del 20 de noviembre de 1959 fue el solicitar a los países del mundo que dedicaran un día al año a los niños, con el objetivo fundamental de promover sus derechos, denunciar el atropello de los mismos y crear conciencia universal de la necesidad de buscar formas efectivas para asegurar una infancia feliz. Considero que el alcance de este término (feliz) debe trascender lo inmediato, para situarlo en las proyecciones de vida, de sueños, de oportunidades.

Bueno, en Chile el día del niño existe, como comprobamos el domingo pasado, pero se encuentra distante a ser lo que algún día se planificó, ya que el centro de la conmemoración pasa a ser el fomento del consumismo y la “regaloterapia” como forma de expiar las culpas que acumulamos (como padres o como sociedad) por no atender las reales necesidades de nuestros niños. Como padres, recordemos la tendencia a sobreexigirles y a mostrarnos como modelos trabajólicos; como sociedad, sólo veamos las estadísticas que nos señalan, entre otros datos, que en nuestro país se ven obligados a trabajar más de un cuarto de millón de niños y adolescentes, y que cerca de cuatro mil niños se encuentran vinculados a la explotación sexual comercial.

2 comentarios:

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Anónimo dijo...

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