sábado, agosto 27, 2005

Adopción de Hijos

La adopción de un hijo permite a los niños sin hogar el contar con una familia permanente, con toda la riqueza afectiva que ello implica. Más de mil niños son adoptados en Chile cada año y casi un centenar viajan al extranjero con sus nuevos padres, mientras que siguen existiendo niños que no cuentan con mamá o papá para acompañar su desarrollo.

Una vez que se produce la adopción, los nuevos padres enfrentan una gran cantidad de tareas, responsabilidades y preocupaciones, y dentro de ellas destaca la de cómo enfrentar adecuadamente la comunicación con su hijo, en cuanto a decirle o no su condición de hijo no biológico, en qué momento hacerlo, qué responder frente a sus preguntas, etcétera.

Existe plena coincidencia entre los especialistas en la materia en que el niño adoptado debe saber a temprana edad esta verdad, y que son sus padres los destinados a conversar con él sobre el tema. Pese a esta coincidencia, hay diferentes opiniones acerca del momento en el que conviene establecer esta conversación, ya que algunos opinan que debiera ser lo antes posible, apenas el niño posea lenguaje y, por lo tanto, la capacidad de mantener un diálogo. Esas condiciones están dadas alrededor de los tres años.

En realidad existen argumentos que llevan pensar la conveniencia de esperar una edad mayor para abordar esta temática con el hijo. Si pensamos que el desarrollo cognitivo del niño está dividido en periodos, deberíamos estudiar cuales son las facultades o capacidades que se adquieren en cada uno de ellos, y entonces concluir acerca del tema. Jean Piaget estudió el desarrollo cognitivo de los niños, clasificándolo en etapas. La primera de ellas, desde el nacimiento hasta los dieciocho meses es el periodo sensorio-motor, en el que aún no existe la capacidad para interiorizar ideas y para mantenerlas, lo que sólo logrará en el periodo siguiente, llamado pre-operacional, que se extenderá hasta los siete años aproximadamente. Pese a la existencia de pensamiento en el periodo pre-operacional, el niño no es capaz aún de realizar operaciones mentales, de obtener conclusiones a partir de sus propios análisis o de comprender una realidad más allá de lo aparente, lo que sí será posible en la etapa siguiente, llamada “operacional concreta”.

El análisis anteriormente señalado nos lleva pensar que es preferible esperar hasta los siete años para conversar con un niño de temas que requieren una mirada más de fondo, en los que se requiere analizar más allá de lo inmediato. Dentro de estos temas está el de la adopción.

Ahora bien, además de lo señalado es común que los padres tengan temor en cuanto a una eventual reacción negativa de su hijo, como por ejemplo en la forma de un rechazo a ellos. En realidad, cuando el tema es enfrentado de un modo franco, claro y sin ambigüedades, y por los mismos padres, los hijos adoptivos mantienen el afecto que siempre han tenido, e incluso se acrecienta al descubrir que ellos mismos han jugado un rol clave en la consolidación de su familia.

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