lunes, abril 25, 2005

Estilos de Crianza

El desarrollo de un niño está influido por una amplia gama de variables. Sin duda, existen elementos de tipo genético que incidirán, a veces en forma notoria, en el futuro de nuestros hijos. Pero la genética –huelga decirlo- no lo es todo, ya que a las bases biológicas, dadas en forma hereditaria, se deben agregar todas las experiencias vividas, las que el niño irá internalizando progresivamente, contribuyendo a la formación del carácter y de la personalidad.
Lo anteriormente señalado nos lleva a centrar las posibilidades de intervención, de modificación del curso del desarrollo de un niño, en las experiencias que le toque vivir, en particular en sus primeros años, ya que serán éstas las que con mayor fuerza se marcarán, imprimiendo un sello decidor en las conductas y actitudes que él presentará en los años venideros, a veces por toda la vida.
Al respecto, debemos señalar que una importante proporción de las experiencias tempranas está constituida por las que el niño recibe a partir de la relación con sus padres. Así, son relevantes tanto la interacción afectiva con ellos, como los estilos de crianza. Nos referiremos a estos últimos.
Una de las frecuentes inquietudes de los padres es la referida a qué estilo aplicar en cuanto a la crianza de sus hijos. En este ámbito, las opiniones oscilan entre los modos más permisivos y los decididamente represivos. El tema es amplio y no se puede agotar en un espacio como éste, pero nos permitiremos sugerir algunos elementos generales:
· Ambos extremos son negativos, y la mejor opción será tender a un equilibrio entre ambos estilos. Está comprobado que el exceso de permisividad puede ser tan nocivo como la represión exagerada, ya que ambos deslegitiman a los padres, fomentan las conductas de riesgo y traen dificultades del desarrollo psicológico
· Es fundamental la coherencia y concordancia entre ambos padres a la hora de aplicar normas de conducta. Es cierto que mamá y papá son dos personas diferentes, pero deben hacer un esfuerzo por acercar su posiciones respecto a la crianza, ya que ellos constituyen la principal imagen de ascendiente, y la no concordancia traerá consigo la confusión o la manipulación.
· Tan importante como lo anterior, es la consistencia en el tiempo en cuanto a las normas aplicadas: no es adecuado que un mismo hecho un día se castigue y otro se deje pasar, ya que no se estará dando una señal clara de lo que es bueno y malo.
· Mientras el niño no haya internalizado las normas de comportamiento y los principio que regirán sus actuar moral (el escoger entre una opción u otra), basará sus actos en el temor a los castigos o en el conseguir un premio. Esto es lo que desarrolla ampliamente Kohlberg en su teoría sobre el desarrollo moral.
Estos principios pueden ser de utilidad aún desde el modo general en que han sido planteados, aunque procuraremos profundizar en ellos y aproximarnos a nuevas aplicaciones prácticas en una próxima ocasión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escribo desde Barcelona en España para agradecer al señor Volenski.
Hace no demasiado, he estado navegando por la web, y me he encontrado este espectacular espacio.
La verdad es que me ha ayudado a comprender mejor aspectos de mi vida cotidiana.
En especial este artículo, me ha dado una referencia de los estilos de crianza que considero apropiados a mis hijos.
Mil Gracias!!!