lunes, abril 18, 2005

Depresión y Riesgo de Suicidio en Adolescentes

En los últimos años hemos contemplado un aumento sostenido de los casos de depresión y de los suicidios, lo que se evidencia no sólo en la realidad nacional, sino que también es notorio en nuestra ciudad. No disponemos de cifras que avalen esta observación, pero si pensamos que muchos de los indicadores locales de salud tienden a reproducir los encontrados en países desarrollados, las perspectivas son preocupantes, al menos en el caso de los adolescentes. Por ejemplo, en Estados Unidos el suicidio es la tercera causa de muerte más frecuente en los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, y la sexta causa de muerte para los de entre 5 y 14 años. Más que analizar el tema desde su perspectiva más globalizadora, con todas las condicionantes sociológicas, demográficas, biológicas y culturales que le subyacen, señalaré algunos elementos que pueden ser de utilidad para ayudar a niños y adolescentes que cursan una depresión o están en riesgo de conductas suicidas.
La adolescencia es una de las etapas críticas de la vida de todas las personas, en la que suelen experimentarse sentimientos de estrés o tensión, confusión, dudas sobre sí mismo, presión para lograr éxito, dificultades en la identidad personal o sexual e incertidumbre académica. En algunos casos particulares, estas situaciones se ven más especialmente agravadas por alteraciones de la dinámica familiar, separación de los padres, fracaso escolar, problemas económicos o la mudanza a una ciudad o comunidad diferente a la que han sido criados. En tales casos, existe el riesgo de depresión, en cuyo marco se puede estructurar la ideación suicida como una aparente “solución” o vía de escape al conflicto psíquico.
La depresión y las tendencias suicidas son alteraciones psíquicas que se pueden y se deben tratar. El primer paso es el reconocimiento de los síntomas de depresión. Si bien es cierto, algunos de ellos pueden estar presentes en un grado bajo durante ciertos momentos de la adolescencia, debe mover a preocupación de los padres y a un acercamiento y comunicación estrechas con su hijo adolescente, la presencia persistente de un estado de ánimo “bajoneado” o irritable durante la mayor parte del día, la disminución del interés o del placer que le eran habituales en sus actividades, los cambios importantes de peso (sin habérselo propuesto), el insomnio o el exceso de sueño, el enlentecimiento o la inquietud inhabituales, la fatiga o pérdida de energía no explicables por alguna enfermedad corporal, los sentimientos de inutilidad, de culpa o de baja autoestima, la disminución de la capacidad para pensar o concentrarse (que puede llevar a diminuir el rendimiento escolar), el retraimiento, los actos violentos, el uso de drogas o alcohol y la poca receptividad a las manifestaciones de afecto.
Se considera elementos de mayor riesgo de conductas suicidas, cuando el adolescente se queja de ser “malo” o de “no tener remedio”; cuando lanza indirectas como “ya no les causaré más problemas” o “no vale la pena arreglar nada”; cuando comienza a disponer sus asuntos con tal intención: regalar algunos de sus objetos favoritos, escribir cartas con mensajes para sus seres queridos; cuando se le observa con un ánimo muy exaltado en medio de un período de depresión. Lo anterior debe llevar a buscar ayuda especializada a la brevedad.
Hablar de estos temas con su hijo puede ser incómodo o engorroso si no se tiene la confianza necesaria, por lo que el desarrollo de esta confianza y comunicación deben ser parte de la dinámica de relación permanente con su hijo, esté él en problemas o no. Por otra parte, muchas veces los padres evitan el abordar tópicos como el de la muerte con sus hijos, por temor a “ponerle ideas en la cabeza”. La verdad es que en un adolescente con depresión, la comunicación franca, amistosa y cordial le indicará que hay alguien que se preocupa de él, que le da la oportunidad de expresar sus problemas y que le ofrece un apoyo incondicional.
Con la ayuda de la familia y con un tratamiento oportuno, los niños y adolescentes con depresión o con tendencias suicidas se pueden recuperar y retomar un curso normal de desarrollo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que entretenido leer su blog psiquiatra... ¿se acuerda de mi? Soy Carlos Briones...
Interesante el artículo de la depresión en jóvenes...ni se imagina cuantos hay.

Julio Volenski dijo...

Hola Carlos !!

Un agrado saber de tí, y me alegro que te haya gustado el Blog.
Carlos, ¿cómo llegaste al Blog? Te lo consulto ya que quiero saber cuales han sido las maneras más eficaces para su difusión.

Abrazos

Anónimo dijo...

Hola nuevamente doctor.
Conocí su blog, por una amiga que estudia medicinA en la Universidad del Mar, y ha asistido a sus clases magistrales.
Felicitaciones nuevamente por el blog, pronto me pondré al día con los artículos.
Ah, y podría preparar un artículo de los jóvenes que se autoflagelan...haciéndose cortes, podría ser interesante, ya que en Europa y Estados Unidos los doctores no saben que hacer para frenar esta situación que cada vez se hace más común entre los jóvenes.