miércoles, junio 08, 2005

Los Niños y la Televisión


La televisión es innegablemente uno de los pasatiempos que más influye en el pensamiento de las personas, y esta influencia es mayor en la medida que el televidente sea un sujeto pasivo, sin un suficiente desarrollo de las herramientas del conocimiento, el razonamiento y la experiencia. En esta última situación se encuentran los niños. En efecto, la televisión puede en ellos modificar conductas, hábitos y preferencias con una fuerza capaz de moldear amplios ámbitos de su mente.

Las razones de lo anterior las podemos encontrar desde la mirada sociológica, pedagógica o psicológica, sin embargo, investigaciones en el campo del funcionamiento cerebral también han aportado a la comprensión del por qué el pensamiento de los niños funciona como una “esponja” ante el televisor, es decir, recibe y asimila enormes cantidades de información, sin pensar en el momento de esta recepción. Tales estudios señalan que al estar viendo televisión, en la mayoría de los niños pequeños se produce un cambio en la actividad eléctrica cerebral (posible de registrar en un electroencefalograma), la que pasa a asemejarse a la encontrada en las etapas iniciales del sueño. Esto se acompaña de una disminución de la actividad muscular y de una gran dificultad para captar los estímulos ambientales extratelevisivos. Basta que observemos a uno de nuestros hijos en esta situación, para corroborar que su aspecto se asemeja al de un sujeto hipnotizado, que acepta acríticamente los contenidos del audio y las imágenes. Así las cosas, podemos decir que la televisión enseña al niño a no reaccionar, por carecer éste de la posibilidad de interactuar con la fuente de información.

Los niños chilenos pasan un promedio de cuatro horas diarias frente al televisor. Un sencillo cálculo aritmético indica que en un año dedican más tiempo a la televisión que el abocado a las clases del colegio. Este tiempo también se le resta a otras actividades fundamentales para su desarrollo, como la lectura, el juego, la interacción con la familia, la sociabilidad y el deporte.

Lo señalado hasta el momento bastaría para recomendar una disminución del tiempo dedicado a la televisión por nuestros niños, pero debemos agregar algunas consideraciones referidas a los contenidos vertidos en la pantalla. En los últimos años, los programas de televisión más vistos por los niños incluyen progresivamente más actos violentos, los que incluso se intenta justificar por su naturaleza supuestamente heroica o justiciera. Sorprende la deformación con que se enfocan los temas alusivos a la sexualidad, la responsabilidad y la solidaridad. Tan grave como eso es la distorsión de los roles familiares, lo que se evidencia en seriales y telenovelas, casi todas ellas vistas por niños de todas las edades. Está probado que muchas de las conductas agresivas de niños y adolescentes han sido estimuladas por la televisión. Un estudio en la sociedad norteamericana (cuyos hábitos y programas televisivos se asemejan a los nuestros), encontró que los niños ven por televisión catorce mil referencias sexuales por año, y que sólo ciento cincuenta de éstas tienen que ver con responsabilidad sexual, abstinencia o anticoncepción.

Es fácil entonces comprender las principales recomendaciones que los padres debemos seguir en relación a este tema: Lo más saludable es que los niños no vean más de una hora diaria de televisión, y que obviamente el televisor esté apagado durante las comidas y mientras hace sus tareas. Será muy difícil que esta meta se cumpla si el niño tiene un aparato en su cuarto, por lo que no es recomendable que así sea. Es también parte de las responsabilidades de los padres el seleccionar los programas que sean adecuados para el nivel de desarrollo del niño, no reemplazar la interacción familiar por la “niñera electrónica”, mirar los programas con los hijos y motivar discusiones sobre lo que están viendo, confrontar el contenido de un programa o comercial con los valores imperantes en el hogar, y motivarlos a que los temas vistos sean profundizados mediante la lectura y la comunicación con la familia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante información , y tú que cambio has hecho en tu vida y con tus hijos con respecto a la televisión?.Porque a todo el mundo ,o a muchos les queda claro que es un aparato muy dañino para el desarrollo de la creatividad en niños y para la comunicación familiar ,pero pocos toman decisiones en sus vidas . Tienes TV en tu dormitorio?,
gracias por el aporte .

Julio Volenski dijo...

Andrea:

En realidad, una forma de vivir la consecuencia es aplicar lo que se predica. En realidad, en nuestra familia, los hijos y el matrimonio no tenemos televisión en nuestros dormitorios, jamás vemos televisión mientras comemos, seleccionamos (en conjunto con los niños) los programas y horarios a ver, no tenemos conección a TV-cable, etc.

En mi caso particular, yo no veo televisión: este año sólo he visto el debate entre Soledad Alvear y Michelle.

Gracias por tu comentario.